jueves, 12 de septiembre de 2013
Ser positivo puede venir de tu genética?
¿Por qué hay personas más positivas que otras? Al parecer y según recientes investigaciones científicas esta actitud ante la vida la llevábamos escrita en el ADN. Un determinismo que por suerte es menos ya que nuestros genes también responden a factores medioambientales y ajustan su intensidad a través de un proceso denominado “epigenética”. Crecer bajo un buen contexto puede favorecer cierta predisposición.
El profesor Tim Spector del hospital St. Thomas de Londres (Reino Unido) ha estudiado a un grupo de gemelos con el afán de desvelar las claves que conforman su personalidad. Uno de los casos es el de Debbie y Trudi, comparten muchas cosas pero no el carácter. Mientras que Trudi es alegre, Debbie sufre episodios de depresión profunda.
Según las investigaciones del Prof. Spector tan sólo se necesita la alteración de cinco genes en el hipocampo del cerebro para que se exprese la diferencia. Luego esta activación es la responsable de la depresión de Debbie. No en vano la mitad de las diferencias en la forma de ser responden a factores genéticos.
Sin embargo no todo está perdido pues algunos aspectos se pueden desarrollar más o menos “Solíamos decir que no podemos cambiar los genes. Ahora sabemos que existen estos minimecanismos que pueden prenderlos o apagarlos. Estamos recobrando el control de nuestros genes” asegura Spector.
Por ejemplo se advierten cambios en la actividad de genes en función de la presencia o ausencia de amor maternal. Así el profesor Michael Meaney de la Universidad McGill (Canadá) está investigando sobre el número de receptores de glucocorticoides que permanecen activos en el cerebro. Éste es un indicador de la habilidad de la persona para sobrellevar el estrés. Puede manifestar la disposición o no de buenas atenciones en su niñez y juventud, evidenciando lo ansiosa que era la madre y su nivel de influencia en estas edades.
De otro lado la psicóloga y neurocientífica, Elaine Fox, continúa la investigación de la “mentalidad afectiva” en su laboratorio de la Universidad de Essex (Reino Unido). Su objetivo es buscar patrones específicos de actividad mental. Para ello mide los niveles de actividad eléctrica en los hemisferios del cerebro a través de un electroencefalograma.
Resulta que aquellas personas proclives al pesimismo cuentan con una actividad más elevada en la corteza frontal derecha respecto la izquierda.
En la actualidad este sesgo negativo se puede contrarrestar de múltiples formas, mediante un tratamiento de modificación de sesgos cognitivos o meditación con atención plena. Sin duda los nuevos hallazgos contribuirán en la mejora de tratamientos para la depresión y ansiedad.
fuente/BBC Mundo
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