Hay canciones que se acaban adueñando de nuestro cerebro y no podemos parar de cantarlas. Eso sí, según un estudio realizado por la Universidad de Reading eso tiene solución: comer chicle.
Así se de sencillo: comer un chicle es la solución más sencilla para dejar de recordar esa canción. Según los científicos, masticarlo hace que se reduzcan considerablemente el número de pensamientos involuntarios.
A pesar de que el chicle sea más eficaz, el estudio recoge además otras técnicas como hacer un sudoku o una sopa de letras. En definitiva, se trata de distraer nuestra mente para que se olvide de esa canción.
Los investigadores decidieron realizar este proyecto después de hacer una encuesta en la que el 90% de los participantes aseguraban que suelen memorizar canciones que no les gustan.
Explicar por qué las memorizamos sin querer todavía no ha sido posible. Los científicos aseguran que podría tratarse de una memoria involuntaria que se activa en nuestro cerebro al escuchar música.
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